Cuando Oriol atravesó los Pirineos en febrero de 1939, herido por una granada, con lo que parecía la última retaguardia de los republicanos después de la derrota en la Guerra Civil, desapareció en una tormenta de nieve. Su hermano Arcadi hubo más suerte, pues se exilió en México, sin nunca olvidar a Oriol, pensándolo todavía vivo, sin duda pianista en otro país de exilio.