El narrador de esta historia nos cuenta aquí sus encuentros y desencuentros con un buque viejo, del puerto de Helsinki hasta la bahía de Nicoya en Costa Rica, de Kingston, Jamaica, a la cuenca del Orinoco, cerca de Trinidad. No tiene pies ni cabeza, pero siempre cruzó la ruta del Alción, ya que así se llamaba, por una suerte extraña.
Y un día, embarcando en un remolcador en el Orinoco, encontró al capitán Jon Iturri, quién le contó su historia a lo largo del viaje. Y las coincidencias hacen que fue capitán del misterioso tramp steamer. Los recuerdos parecidos de una vida navegando por todos los mares van dar lugar a una amistad entre los marineros, y Jon va contar el trato que hizo con un hombre apodado el Gaviero y un libanés llamado Abdul Bashur, y con Warda, su hermana tan bella.
«En Amberes —me dijo— me encontré por primera vez con las personas que habrían de cambiar por completo mi vida. Eran un libanés, medio armador y medio comerciante, hábil y gentil como buena parte de sus compatriotas, y su socio y amigo, un hombre de nacionalidad indefinida, merodeador por entonces en el Mediterráneo en negocios de la más diversa índole, no siempre ajustados a la ética convencional. Nos topamos en un restaurante indonesio del puerto en donde comía con desgana uno de esos platos orientales más hechos para quitar el apetito que para otra cosa. Protestamos al tiempo, ellos y yo, por alguna irregularidad en el servicio y terminamos saliendo juntos a comer en un humilde bistrot la más normal y abundante comida belga. Allí tomó mi vida un giro que jamás hubiera sospechado.»La última escala del tramp steamer (ediciones Norma, 1996, 107 páginas), escrito por Álvaro Mutis (Bogotá, 1923 – Ciudad de México, 2013).
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