El corralito. Así se llamó la restricción bancaria impuesta a los Argentinos a partir del 3 de diciembre de 2001, por el gobierno de Fernando de la Rúa para inmovilizar los depósitos y evitar la salida de dinero del sistema bancario, lo que se llama un bank run.
Se suponía que duraría solamente 90 días, pero duró casi un año hasta el 2 de diciembre de 2002. No se podia sacar el dinero de las cuentas corrientes, si no solo 250 pesos por semana y nada más.
En esta novela de Eduardo Sacheri, los protagonistas son un grupo de amigos que quieren comprar unos silos viejos no utilizados para hacer negocio de semilla con los campesinos pobres del pueblo situado en la provincia de Buenos Aires y ayudarlos. Cuando por fin juntaron entre ellos los dólares necesarios para empezar el proyecto, empezó el corralito y todo paró, salvo por los banditos de siempre que hicieron una fortuna. Este libro se lee como una novela de suspense, en la que la rabia se transforma en proyecto de robar a los ladrones por el bien de los merecidos.
—¿Qué pasa? —pergunta Perlassi, pero su mujer no reacciona.La noche de la Usina (ediciones Alfaguara, 2016, 362 páginas), escrito por Eduardo Sacheri, nacido en Castelar, provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1967.
En los minutos siguientes empieza a entender. Suena el teléfono y Perlassi supone que es Fontana. O Belaúnde. También podría ser Rodrigo. Pero no tiene ganas de atender. El ministro de Economía habla de que no se puede sacar plata de los bancos. Perlassi quiere decir algo pero la voz se le estrangula. Carraspea. No quiere que su mujer le escuche esa voz de pánico.
—¿Y cuánto dijo que se puede sacar por semana? —por fin lo dice con una voz más o menos entera.
—250 pesos. 1.000 pesos por mes —dice Silvia.
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