En este romance como en la vida real, el viaje es mucho más importante que su destino. Cuando seguimos a Maqroll el Gaviero en su viaje por el río Xurandó para legar a unos aserraderos donde aprendemos que quiere comprar madera en la mitad de la selva amazónica, lo comprobamos a su lado.
Su diario evoca el libro que está leyendo sobre el asesinato de Luis de Orléans en París, los sueños extraños que tiene, y el ámbito extravagante de la lancha en la que viaja con protagonistas definidos muy radicalmente pero que se revelan diferentes de lo que parecen con el tiempo a medida que se conocen mejor y que le aceptan como inmortal a través de su lucha contra la fiebre de los indios.
— Usted es inmortal, Gaviero. No importa que un día se muera como todos. Eso no cambia nada. Usted es inmortal mientras está viviendo. Yo creo que he muerto hace tiempo. Mi vida está hecha como si hubieran cosido caprichosamente los retazos que quedan después de cortar un traje. Cuando me di cuenta de eso dejé el aguardiente. Es imposible engañarse más tiempo. Al verlo resucitar en le salón de la escuela y vencer la plaga, vi muy claro en mí. Vi en dónde había estado mi error y cuándo había comenzado.La Nieve del Almirante (ediciones Alianza Tres, 1986, 145 páginas), escrito por Álvaro Mutis (Bogotá, 1923 – Ciudad de México, 2013), novelista y poeta colombiano.
No comments:
Post a Comment